Hugo Sotil. Con el Nene bailamos a Beckenbauer

Ese 1970 se ha quedado grabado en mi, más que otros años, porque jugué mi primer Mundial y porque debuté como papa.

Los que somos padres, sabemos la alegría que se siente cuando se es primerizo. Yo estaba feliz con mi chancletita. Todos sabemos como jalan las hijitas mujeres a los papás. Y Rosemary, mi bebe me te-nía que se me caía la baba. Le compraba de todo. Ciudad a la que iba con el "Muni" por los partidos del Descentralizado, era ciudad en la que me metía a las tiendas para comprarle ropita y juguetes.

Así es cuando uno está chocho y yo lo estaba. El tiempo siguió su curso y acabó un año en el que Municipal no estuvo tan bien.

Ya yo estaba convertido en una "estrella" del fútbol peruano y durante los partidos que jugué por la selección en México 70, todos advirtieron que me entendía con mi compadre Teófilo a ojos cerrados.

El seguía siendo el gran jugador y yo la revelación mundialista y toda la afición nos admiraba. Ya los periódicos nos habían bautizado como la "Dupla de Oro", por los partidos con la casaquilla nacional, pero sólo en esas ocasiones jugamos juntos.

Entonces, a los dirigentes del Alianza y Municipal, se les ocurrió que la yunta podía volver a juntarse y dar buenos ingresos para los dos clubes. Ambos estábamos en nuestra máxima popularidad, éramos muchachos, hacíamos un fútbol bonito y nos entendíamos.

Reunirnos era un buen negocio para los clubes, a nosotros nos daba la oportunidad de hacer diabluras y al público de gozar con éstas.

Así se formó el combinado Alianza-Municipal con la "Dupla de Oro" y jugamos varios partidos internacionales. El debut del combinado fue ante el Bayern Munich, que trajo en sus filas a Beckenbauer y Muller.

Baylón, Guzmán, Sotil, Cubillas y Mosquero. Fuente: Historial Blanquiazul.

Pero el dúo que hacíamos con mi compadre Teófilo no venía de allí nomás, de cuando estábamos grandes. Ya les dije anteriormente que para mí, la "Dupla de Oro" nació cuando jugamos en el juvenil de Alianza, en el 65. Desde entonces nos comenzamos a entender, él jugando de delantero y yo de volante. Teo nunca fue egoísta. Siempre buscó que jugarla conmigo para que yo hiciera lo mio. De igual manera le correspondía yo. Desde que éramos chiquillos admiré su dribling y su habilidad y en el combinado nos complementamos como siempre. Recuerdo que la casaquilla del Alianza-Muni era de tres colores: rojo, blanco y azul.

El encuentro con el Bayern lo empatamos dos a dos y posteriormente enfrentamos al Benfica de Portugal que vino con ese gran jugador que fue Eusebio, al que apodaban "Pantera Negra".

Tengo buenos recuerdos del combinado y la dupla, porque mi compadre y yo jugábamos con mucha alegría y con muchas ganas. Nos daba gusto hacer lo que hacíamos.

Ese año 71 también significó para mí vivir una experiencia que nunca me imaginé que me iba a pasar: ser protagonista de una película. Yo era de jugar pelota, de hacer bromas y esas cosas, pero no me sentía capaz de ponerse ante las cámaras, como actor.

Pero al final me convencieron. El hombre de la idea fue Bernardo Batiewsky, quien fue dirigente del Comité de Deportes en alguna oportunidad, además de ser un apasionado del fútbol y del cine.

Yo no lo conocía, hasta que un día se me acercó "Tito" Drago para decirme que Batiewsky quería hablar conmigo, para conversar sobre una película. Al comienzo pensé que lo que quería era invitarme al pre-estreno de alguna obra, pero ni por el forro se me ocurrió imaginar que quería que hiciera de actor. Yo de Marlon Brando no tenía nada.

"Hugo, se me ha ocurrido hacer una película que se llamará "El Cholo" que en parte tendrá algo de tu vida. Una historia sobre un muchacho humilde, con la característica de nuestros mestizos, que llega a triunfar. Así como tu..." me dijo Bernardo de entrada.

"Es prácticamente tu vida. Tú, el cholo que triunfa, es el personaje que quiero que representes. Serás el actor principal" prosiguió palabreándome, para que atraque.

Oiga, no me ofrezca esas cosas. Yo no soy artista, ni quiero serlo. Además, de repente voy a estar tartamudeando ante las cámaras. Yo soy deschavado entre amigos, pero nada más le conteste.

Pero él prosiguió con su labia para convencerme: "quiero que seas el actor de esta historia de un muchacho pobre, salido del pueblo, que trabaja para vivir y estudiar" insistió. Pucha que Ud. me pone en un problema, le dije, pero, la verdad que ya me había convencido, porque además me explicó que iríamos a filmar en el extranjero.

Al final le dije sí del todo y en los siguientes días me entregaron el argumento de la película pa-ra que lo vaya estudiando.

Antes de iniciar la filmación, los camarógrafos iban cada domingo al estadio, para tomar vistas de mis actuaciones, para utilizarlas después.

Las bromas comenzaron entre los muchachos del "Muni" y los que habían estado conmigo en la selección.

"Este no es Paul Newman, si no "Chol" Newman" me bromeó un día La Torre, riéndose. "Tú estás bueno para hacer una mexicana-da, como esa del indio Tizoc" me dijo en oportunidad Challe.

Una de esas veces que fueron a sacar vistas de los partidos, fue cuando jugamos contra Sporting Cristal, que era entrenado por el alemán Rudy Gutendorf.

Ese día me marcó Eloy Campos y no me dejó hacer ni una sola jugada. Antes de que tocara la pelota, ya él me había barrido o me había adelantado. Me siguió por toda la cancha y seguro que si iba al baño, hasta allí me seguia.

Que manera de marcar. На sido la mejor marcación que me han hecho en toda mi carrera deportiva. Ni en Europa me hicieron ese tipo de juego que me amarró por completo. Ese día, Eloy se pasó conmigo. Las mejores tomas se las llevó él. Fue el actor principal. en esa ocasión.

Después comenzaríamos a hacer la película. Filmamos en los entrenamientos del "Muni", en el Centro de Lima y en La Victoria. Al comienzo andaba medio muñequeado, pero poco a poco me fui soltando.

*Arce, Luis Alberto (1 de febrero de 1982). Hugo Sotil cuenta su vida (XIV). La República, p. 28.

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