Víctor "Pitín" Zegarra. Esta es mi vida

La vida de Pitín Zegarra 

Muchas veces me han hablado para que escribiera la historia de mi vida. Yo no soy presuntuoso, por eso es que siempre me he negado. Pero ahora se trata de una revista exclusivamente para nuestro equipo. Y casi con vergüenza de lo que puedan decir las grandes glorias del fútbol peruano, mis mejores amigos y consejeros, voy a contarles mi trayectoria, para muchos ignorada.

Soy del barrio pobre. A mucha honra me considera chinchano y limeño al mismo tiempo. "Negro cunda" como me dicen en la tierra del colao. "Negrito patotera", como suelen calificarme en los diarios. 

Chincha es la patria chica de la mayor parte de las estrellas que han brillado en el Alianza Lima, club de mis amores. De las haciendas de Chincha, algodoneras, calurosas, tropicales, han salido verdaderos maestros del fútbol, el box y el atletismo.

En camión. Cierta vez escuché un comentario de cantina que hablaba así del señor Souza y de mi cuadro: "Cada vez que le faltan jugadores al Alianza, Souza manda que traigan una camionada de Chincha".

Nací un 18 de marzo de 1941. Aunque esto es chiflarme personalmente, les diré que mi nacimiento motivo una jarana de toda una semana en mi casa. Precisamente porque en mi familia casi todos eran mujeres. Mi padre Victor Zegarra Muñoz y mi madre Julia Salé Lobatón, ya se habían resignado a tener otra mujercita. Pera vine yo al mundo, gritando como un desgañitado. 

Entonces mi viejo trabajaba de capataz en una hacienda. Y como todo provinciano, su meta inmediata era vivir en Lima, donde podrían educarse todas mis hermanas, que ya eran cinco, y mi hermana Adolfo, el mayor.

Tuve pocos amigos en chincha, pero su sabor a tierra costeña y calidad, me dejó honda huella. Cuando yo había cumplido los cuatro años, mi familia logró venirse a Lima. Por algún tiempo estuvimos alojados en la casa de unos familiares en Barranco, hasta que mi padre encontró trabajo en la fábrica “Santa Clara”, y la vida difícil y agresiva que llevábamos, comenzó a ser nueva y esperanzada para nosotros. 

Luego nos conseguimos una casita en la calle Talana, donde crecí y me habitué a la vida de ciudad. Actualmente vivo con dos de mis hermanas, Estela que es viuda y María que aún está soltera.

Mis otros hermanos son Adolfo que ya tiene 37 años y que también juega fútbol en el equipo de su trabajo, casado y con familia. Luego viene Hilda, qué es la mayor de las mujeres, Juana y Zenaida, que ya tienen su hogar propio.

Por ser el más pequeño y el más enclenque y menudo, quizá también el más pizpireta, todos en casa me querían, y en especial mi padre, que gustaba de festejar mis travesuras.

Pizpireta y traviesod. Todos en mi casa me llamaban "Vitín". Fue el mal oído de un periodista que hizo me cambiaran de apelativo. El tal vez oyó "Pitín" y desde ese momento me comenzaron a llamar así y más me identifican como "Pitín", que como Víctor.

A mi me gusta que mis amistades, me llamen por Víctor. Mis hermanas, que hasta ahora me engríen, me dicen Vitoco.

Cuando tenía seis años debí entrar al Colegio. Yo estudié en el "Jorge Chávez", junto con los otros muchachos que ya formábamos una pandilla.

Algunos de ellos aún viven en Barranco y nos vemos; ellos son: Mauriño, Carlos Malásquez, Carlos Usátegui y Andrés Zegarra, que era primero que ya en el orden de lista....

Baylón, Víctor "Pitín" Zegarra y Pedro Pablo "Perico" León.

En varias oportunidades nos hemos querido unir y formar nuevamente el grupo, pero es casi imposible, porque los días que ellos tienen libre yo estoy concentrado porque jugamos el sábado o el domingo.

Cuando entré al Colegio, los alumnos de los años superiores, como se estila en todo lugar, debían dar el bautizo a los que entraban por vez primera. El asunto era a combo y patada. Ah, pero supe defenderme.

Tiempo después vino mi venganza, porque me cobré con los que entraron.

Siempre me gustó sentarme en las carpetas de atrás, para poder divertirme dominando el ancho раnorama de todo el salón.

Como todo muchacho palomilla aseguro haber cometido muchas travesuras. Así por ejemplo, cuando salían a escribir a la pizarra, aprovechando el "pánico" los agarraba a motazos

Mi profesor en primaria fue un señor apellidado Mayta. Aún lo recuerdo, era de contextura, medio acholado, pero una bella persona, tenía paciencia para enseñar (1).

Mi primer sueldo: Mil soles

Como les iba contando, ya jugaba fútbol en el equipo de mi barrio, “Talana” de Barranco. El diario “La Crónica” organizó un interbarrios. El grupo de amigos que formábamos esa “collera” acordamos participar en el torneo.

Formábamos el equipo “Adelfo Magallanes” y nos inscribimos. Yo no pensé que al dar ese paso habría marcado gran parte de mi futuro. Los equipos grandes siempre pendientes de aquellos muchachos que tienen condiciones para el fútbol, me echaron el ojo.

Como resultado tres integrantes del equipo fuimos contratados: Luis torres y yo, por Alianza Lima, y Orestes, a quién le decíamos “Chalaquita”, se lo jalaron para el “Muni”.

Por ese entonces el entrenador de Alianza era Rafael Castillo. El me formó en las divisiones inferiores.

Estaba en el equipo juvenil íntimo cuando fuimos llamados a integrar el seleccionado nacional que participaría en el Sudamericano Juvenil de Chile en Marzo de 1958.

La base de la sección era Alianza Lima, y por supuesto, dejamos muy bien el nombre del Perú. Quedamos en segundo puesto, empatados con Argentina y Brasil, después de Uruguay que se coronó Campeón.

Algunos jugadores regresamos al Perú con cierto cartel. Destacaban Jesús Escate y el “Nene” Custodio, que también era de Alianza.

En Abril o Mayo (no recuerdo bien), de ese mismo año, se organizó un Torneo Cuadrangular con la participación de Venezuela, Brasil, Chile y Perú.

Campeonamos invictos. Por esa razón iniciamos una gira por el interior del país. Jugamos en el norte con equipos de primera y salimos airoso del cotejo. 

A mí regreso a Lima, Alianza Lima me esperaba con una propuesta para ser “su” jugador. Mi primer contrato…

No saben cuánta alegría sentí esa vez. Nunca había tenido tanta plata junta. Mi primer sueldo fue 1000 soles y la prima era de 15 mil por dos años.

Como a todo muchacho inexperto le ocurre, yo no sabía en qué invertir los mil soles cuando los recibí. Mi madre me aconsejó, así que de ese dinero, guardé un poco, gasté en cosas que nos faltaban en casa y le hice un regalo a mi madre. Creo que fue un vestido.

Debute con la camiseta blanquiazul en el Estadio Nacional. Se jugaba el Clásico U-Alianza. Una tarde de 1959. Fué gris para nosotros porque nos ganaron los cremas.

Esa vez jugué de wing izquierdo, que marcaba Ismael Soria, por ese partido reemplacé al gran Oscar “Huaqui” Gómez Sánchez. El entrenador Roberto Escarone. Había visto por conveniente ponerme en ese lugar. Ahora juego como interior derecho. 

Mi mejor partido lo jugué contra el Botafogo, en Brasil, en un partido por la Copa Libertadores de América, en 1966.

Pero mi mejor gol lo anoté en un clásico U-Alianza, en 1964. El arquero era Dimas Zegarra. El score era 1-0, cuando estuve en posición de patear fuerte la redonda. Hice un amague, como quien patea al arco. Todos pensaban que iba a tirar para el lado derecho y como tal, el arquero y los defensas se fueron para ese lado. Con el arco desguarnecido, añadí tranquilamente por el otro lado. Ganamos por 2-0. 

Y mi peor partido —todos lo tenemos—, fué el que jugamos contra el Carlos Concha, el año que bajó de división (el 67 si no me equivoco). Imagínense: Fallé un penal…

Mi puesto me obliga a defender y atacar, pero nunca he tenido la mala suerte de cometer un autogol. Ojalá no me ocurra nunca.

Considero que las condiciones para ser un buen interior derecho son: tener buen físico para soportar el tren de trabajo, buen dominio del balón, para saber observar todo el terreno, esto es, mucha visión para saber dónde y cuándo hacer los pases.

Podía hablarles de mí mismo. Muchos dicen que abuso del dribling, no es así. Cuando hago es pensando en si mis compañeros están marcados o no. Busco el claro necesario para emprender una jugada final, no es por lucimiento personal. 

Y esto me trae a la memoria muchas rechiflas que he sufrido en el campo de juego. Me dicen hasta ahora “Payaso”. Al principio me molestaba, me daba rabia, pero después fui haciendo oídos sordos. 

Cuando juego me olvido del público, esto no quiere decir que no me interese el espectador, porque los jugadores estamos en función del público; sino que creo que si uno se deja llevar por lo que dicen va a caminar mal. Cada uno sabe su forma de juego, sus compañeros lo entienden y se brinda el espectáculo. Y después los mismos que me apabullan, me aplauden…

En mi concepto dos son buenos jugadores en mi puesto, en el fútbol peruano: Roberto Challe y Ramón Mifflin.

Y hablando de la competencia, debo confesarles que la defensa más fuerte que he tenido que afrontar cuándo mi puesto me obliga a ser atacante es la de Universitario. Son muy hábiles para la marcación. 

La defensa del Boys también es buena por su reciedumbre. Juegan fuerte, no en forma desleal, basados en su contextura física. 

En cuanto a mi labor de defensa, les diré que no me considero un hombre destructor, no tengo predisposición para el marcaje, soy un tipo netamente ofensivo, no tengo el ataque necesario para ser defensa, aunque mi puesto me obliga a serlo muchas veces.

En mi carrera futbolística he tenido muchos entrenadores, aquel a quien verdaderamente estimo es Don Jaime de Almeyda, desde que llegó implantó disciplina, los otros entrenadores no habían sido tan rigurosos ni disciplinados, de modo que nos chocó en parte. Pero él con la paciencia que tiene poco a poco nos fue inculcando este aspecto que es muy necesario para triunfar en el fútbol. 

El actual entrenador, Marinho, le está siguiendo sus pasos, de él no puedo hablar mucho porque el tiempo que está con nosotros es relativamente corto, solo puedo decir que he podido apreciar que tiene conocimiento, es un buen entrenador y tiene intenciones de seguir la misma ruta trazada por Don Jaime (2).

Mi primera comunión: Tenía 8 años cuando una señorita, cuyo nombre escapa mi memoria, vino a prepararnos para recibir la Primera Comunión. Yo estaba en el tercer año de primaria y con mis compañeros Laines y Villanueva formaba un trío que hacía mil travesuras. 

Recuerdo que un día le quitamos un librito de oraciones a un muchacho menor que nosotros. La señorita que sabía que lo habíamos hecho, no nos molestó sino que nos habló y nos hizo comprender nuestro error. Estábamos muy avergonzados y fuimos a devolver el libro y pedir disculpas por nuestra conducta. 

El día que hice mi Primera Comunión me levanté muy temprano. Era un 8 de diciembre. Mi madre me vistió con un terno blanco, había mandado hacer estampas impresa con mi nombre y me compró un misal que aún conservo. 

Yo estaba muy nervioso. Fui al colegio, porque de allí iríamos a la iglesia de San Francisco que queda en la calle Santa Rosa en Barranco. Dieron las 9 de la mañana y nos dirigimos a la Iglesia.

Creo que nunca como en ese día me porté tan bien. Estaba muy emocionado, las lágrimas me brillaban en los ojos.

Después de la misa pasamos al salón a tomar desayuno. Fue tal emoción que sentí ese día que no quise cambiarme de ropa. El pantalón lo guardé hasta los 22 años. No sé cómo se perdió, porque si no hasta ahora lo tendría. 

Este año me caso

Proposiciones para jugar en el extranjero he tenido en varias oportunidades. Pero los arreglos se hacen a nivel de dirigentes, no con el jugador, de modo que como en Alianza me han declarado jugador intransferible, cuando se presentan propuestas piden sumas elevadas por mi pase y el club interesado se desanima.... Y yo, debo quedarme.

Directamente a hablar conmigo vinieron dirigentes de San Lorenzo de Argentina en 1965 y un año anterior del Monterrey de Toluca de México, estos señores inclusive insistieron en dos oportunidades.

Estoy ligado a Alianza hasta Abril de 1970. Mis contratos con la institución han ido renovándose desde que ingresé siempre por dos años. Sinceramente puedo decirles que las satisfacciones económicas que me ha dado el fútbol, si no son las mejores, porque no recibo lo que merezco, he podido ahorrar algo para asegurar mi porvenir.

Disfruto de una posición holgada, como he tenido problemas económicos en mi niñez, se ahorrar y distribuir mi dinero para no llegar a lo mismo de antes. De esa forma cuando me retire del fútbol tendré una base para emprender algún negocio y asegurar mi porvenir.

Tengo un Chevrolet Chevelle del 63, color turquesa y estoy en pos de conseguir mi casita.

Esto me trae a la mente la gran estafa... el cuento que me hicieron con la casa propia. Perdí 40 mil soles. Les contaré:

Comenzaron a hacer propaganda de una nueva urbanización "Venegas", toda la gente de mi barrio se inscribía. Mis hermanas me animaron, me convencieron de que era una buena ocasión para adquirir mi casa.

La cuota inicial que debía entregar era de 69 mil soles, en un tiempo de cinco meses. Me puse en contacto con los promotores y llegamos a un acuerdo.

Yo tenía el dinero en la casa, le iba a dar los 69 mil íntegros, pero después pensé solo darle 40 mil y los 29 mil restantes dárselos cuando me entregaran la casa.

Siempre iba a dar vueltas por la urbanización, veía como llevaban ladrillos, acarreaban arena, cemento. Pero dejé de ir como dos semanas y cuando regreso todo seguía igual. Tuve que ausentarme por una gira, pasaron como tres semanas y las cosas seguían del mismo modo que mi visita anterior. Sospeché algo y fui donde mi abogado, tratamos de ubicar al "señor" Ramón Escobar.

Este tipo se había cambiado de domicilio, pero logramos ubicarlo en el Hotel Crillón. Lo llevaron a la PIP. No se que pasó, me descuidé, el tipo salió Libre y hasta hoy no he podido recobrar los 40 mil soles.

En fin, de todos modos, este año debo pensar en comprar mi casa, porque pienso casarme.

Y hablando de matrimonio, ahora debo presentarles a mi novia. Su nombre es Amable Zamora Guzmán, tiene 21 años, es la que me da ánimos cuando pierdo un partido o cuando tengo algún contratiempo.

Reconozco que soy muy mal geniado y que me molesta perder un partido, mi novia que es aliancista también sufre con la derrota, pero me infunde ánimos. A mi me gustaría ganar todos los partidos.

A ella la conocí, por asi explicarlo, por teléfono. Victor Rostaing tenía amistad con ella. Un día estaba hablando por teléfono con él y preguntó si estaba cerca yo. Fué asi como inicié amistad con ella, le gustaba el fútbol y comenzamos a hablar del equipo y como a la semana siguiente era santo de su hermana Rosa, que está casada con Orlando Lavalle, me invitó a la fiesta.

Siempre he sido receloso, como no conocía a la familia fuí un día antes. Ahí pude conocerla personalmente, me impresionó mucho desde el momento que la ví, empezamos a conversar y nos hicimos amigos.

Ella vivía en el Jirón Abtao de La Victoria. A la fiesta fuimos Rostaing, Tenemás y yo.

Poco a poco fuimos haciéndonos más amigos. Cuando no estaba concentrado la iba a visitar. Ella era (hasta ahora es), muy tímida. Yo soy su primer enamorado.

Le declaré mi amor una noche que paseábamos, habíamos salido a recoger un encargo y las calles del Porvenir fueron testigos de mi declaración de amor. Ella me aceptó, pero el primer beso no pude darle hasta después de varios meses. 

Ella es muy buena, es hogareña, poco amiguera, le gusta tejer, prepara ropa para sus sobrinitos y cuando estoy concentrado no sale de su casa.

Pitin Zegarra domina el balón con la cabeza. Es el único mediocampista peruano capaz de paralizar a los 21 jugadores restantes, con una de sus "paradas en seco". Su nombre, está registrado en la historia del fútbol.


Referencias bibliográficas 

(1) ¡Arriba! Alianza, Lima, 12 de diciembre de 1968, pp. 18-19.

(2) ¡Arriba! Alianza, Lima, 11 de enero de 1969, pp. 4-5.

(3) ¡Arriba! Alianza, Lima, 25 de enero de 1969, pp. 12-13. 


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