Carlos Lazón. “Tres pulmones” en familia

Lo llamaban "Tres Pulmones" por lo infatigable de su labor en el terreno de juego. Dotado naturalmente de un don especial, sabía adaptarse perfectamente a cualquier puesto, lo que le valió que lo denominaran el "Hombre Orquesta".

Se trata de uno de los mejores jugadores del Alianza del 54-59.

—¿Cuándo empezó a jugar?

"Apenas tenía nueve años y ya me puse la camiseta del equipo de mi barrio, el "Atlético Banfield". Y a los trece ya formaba parte de los juveniles del Mariscal Sucre".

"Pero yo tenía unas ganas tremendas de viajar. Así que me fui a Bolivia. Me contrató el Strongers de la Paz. Ahí debuté en primera división y creo que salí más o menos bien del trance. Luego volví al Mariscal Sucre. Estuve un año y medio. De nuevo me vinieron las ganas de viajar y me marché a la Argentina. Jugué en el cuadro del popular "globito": Huracán de Buenos Aires. En ese momento habían unos jugadores bárbaros en aquel país: Lustou, Labruna, Amadeo Carrizo, Tucho Méndez, Ogando, Infantes, estos dos últimos fueron mis compañeros de equipo. Fue una experiencia sumamente provechosa." 

—¿Cómo llegó al Alianza?

"En 1954 Alianza participaba en un torneo en Montevideo. Yo fui para reforzar al equipo. Luego Souza Ferreyra me habló para que ingresara al club, acepté y firmé por dos años. No recuerdo contra que equipo debute. Me parece que fue un equipo chileno. Jugué en todos los puestos de la delantera y como volante de apoyo, aunque por mi contextura física (era aguantador), me sentía mejor en el medio campo. En el año 1955 fui elegido por el Círculo de Periodistas Deportivos como el mejor jugador de la temporada. Le gané ese nombramiento a Alberto Terry, Mosquera, Castillo y otros”. 

“Fui siete veces seleccionado. Unas veces fue como wing derecho, izquierdo y volante. ¿Mi mejor partido?... Contra los brasileños, cuando perdimos por 1 a 0, a la vez que la clasificación para el mundial Suecia.

Terminé mi contrato con Alianza en 1959. Desde esa fecha hasta 1961 jugué por Sporting Cristal. Al año siguiente, firmé por Ciclista Lima. Fue el año del desbande en Municipal. Yo estaba por ingresar al club, cuando me hablaron que me pasara al Ciclista. Si no lo hacía me quedaba sólo.

Carlos Lazón, integrando el equipo titular campeón de 1954. Fuente: Historial Blanquiazul.

—¿El gol que más recuerda?

“El que le hice a Veludo, arquero del América de Brasil, en Montevideo. Fue un gol de Caracol”

—¿Salió alguna vez campeón con el cuadro íntimo?

"Sí, dos veces. El equipo formaba así: Velásquez, E. Velásquez, Guzmán, Heredia, Castillo, Delgado, Barbadillo, López, Gómez Sánchez, Vides Mosquera y yo". 

—¿Por qué se retiró?

"Los ligamentos de la pierna derecha se me rompieron. Eso y los meniscos, me dieron el pasaporte de salida de los terrenos de juego. Ahora sólo voy a ver algunos partidos internacionales". 

—¿Su opinión del actual equipo? 

De la gente que hay en Alianza me gustan Cubillas, Zegarra, León y sobretodo Baylón. Este muchacho es discontínuo pero posee facultades portentosas".

Las fotografías que decoran la casa de Carlos Lazón Quiñones son mudos testigos de una vida dedicada al fútbol y que no se quebró en retirada, sino que por el contrario se proyecta en su hijo Miguel Carlos que integra el juvenil de Alianza, donde juega desde calichines.

Lazón está casado con Hilda Egúsquiza. Tiene 9 hijos. Miguel Carlos (16), Juan Carlos (13), Alfonso (11), Angel (10), Omar (8), Antonio (6), Milagros (4), Alfredo (3) y Rosita (seis meses).

Ahora Carlos Lazón es un padre ejemplar, se dedica a trabajar en una imprenta. Las horas de amarguras y errores han pasado. Es un hombre feliz.

*¡Arriba! Alianza, No. 9, Lima, 8 de abril de 1969, pp. 26-29.

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