Jorge Salazar: "Alianza en mi callejón"
Y claro, a la hora en que te metes en la historia, la cosa puede empezar a complicarse a partir del momento en que saltan las preguntas básicas: ¿Qué es más importante: el pasado o el presente? El ayer del Alianza Lima, quién lo podría negar, es embriagante y fascinador por donde se lo mire. Tanto es así que todavía existen aficionados e hinchas del club victoriano que se emborrachan con solamente recordar las pícaras diabłuras de Montellanos o de 'Huaqui' Gómez Sánchez, las acrobáticas genialidades tanto de 'Manguera' Villanueva como de 'Chupón' Castillo, la imparable velocidad del hermano, de Félix Castillo es decir, la elegancia de Benites, los goles, desde fuera del área, del 'Feo' Emilio Salinas o los pases y pases de marinera de don José María Lavalle. Todo ese pasado, ni vuelta que darle, tiene música, es como una canción. Y poesía bien escrita. Pero ¿será posible que ese pasado de historia y gloria tenga algún referente en estos días de globalización? Esa es la apuesta en esta fecha del Centenario.
¿Alianza de ayer o de hoy? Nadie puede escapar a la oscuridad de los tiempos que vivimos, quizás por ello, y a pesar de la pobreza de resultados alcanzados durante estas eliminatorias mundialistas Corea-Japón 2002, la actividad futbolística continúa apasionando y despertando ilusiones. Y, por supuesto, el club Alianza Lima es una institución con razones e historial suficiente como para generar expectativas e impulsar esperanzas entre sus seguidores. Y más en estos días en que se celebran los cien años de existencia blanquiazul. Apostar por el presente es la consigna y la voz de la actual dirigencia íntima, y si bien es cierto que ellos están en su derecho de hacerlo, hay quienes hubiesen preferido, es el caso del cronista, que las festividades blanquiazules, por encima de la obtención del campeonato del presente año como objetivo principal, se centren más en resaltar el papel jugado por la institución aliancista en la forja de una nueva historia en lo que habría que subrayar la asimilación de lo negro y lo popular como parte integral de la nacionalidad. Eso, pensamos, sería celebrar al Alianza Lima de ayer, de hoy y de siempre.
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Alejandro Villanueva fue un gran aficionado de los gallos de pelea. Fuente: Armando Leveau. |
Alianza del callejón. Aquí no caben discusiones, el callejón citadino colaborará para que el jugador peruano descubra una nueva concepción estratégica para jugar y practicar el fútbol. Habrá pues un "fútbol de cancha grande" y un "fútbol de callejón". Una manera elitista y blanca de tratar el balón y unas formas pícaras, callejoneras, de practicar el deporte que habían traído los marineros ingleses. En 1901, el año en que un grupo de peones de la caballeriza del anglófilo Augusto Bernardino Leguía decide fundar el club de fútbol Alianza Progreso, la ciudad capital del país conservaba algunos rasgos aldeanos que la habían acompañado desde los días de su fundación, los barrios más o menos medios estaban circundados de jardines y huertos, pero la mayoría de los pobladores de esa ciudad de 120 mil habitantes aproximadamente moraba en los llamados callejones. Eran días en que el transporte público y urbano estaba limitado a los tranvías tirados por mulas y a los coches de alquiler tirados por caballos. Hoy es casi imposible imaginar ese paisaje, ese mundo donde los grandes entretenimientos citadinos eran la comedia, el circo y la zarzuela. Así el fútbol popular, el fútbol de callejón del Alianza vendrá pues de una de esas pequeñas viviendas, de una o dos habitaciones de barro y quincha dispuestas a lo largo de un angosto corredor de tierra apisonada y con una sola entrada desde el exterior. De ese mundo compuesto por los más humildes olvidados, el mundo de los negros y de la gente con menores ingresos económicos, surgirá el fútbol del baile, de la jarana, el fútbol 'de pared' y de callejón, ese fútbol simbolizado en los cien años de Alianza Lima. A pesar de los pesares, hay quienes amamos al Alianza Lima porque a través de ese club, el callejón dijo "presente" en la historia contemporánea del Perú. Y ya no sé, amigo, qué más decirte.
*El Comercio, domingo 18 de febrero del 2001, p. 10.
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