Semblanzas del Pasado. Jorge Koochoi Sarmiento
Aunque es una idea general es bueno que aquí aclare las cosas: Sarmiento no sólo jugó de extremo izquierdo sino que también lo hizo —y en los primeros tiempos de su carrera— como extremo derecho. Era el año de 1924 y contaba nada más que 14 años de edad, cuando Koochoi, que a la sazón vivía en La Victoria, ingresó a jugar por los cuadros que el José Gálvez tenía en las categorías inferiores. Su puesto fué en la punta derecha. Y corriendo por ella consiguió destacar y acumular méritos para ser incluído en los otros equipos de mayor envergadura que tenía el club y que militaban en categorías superiores.
A su aparición siguió un triunfo rápido y concluyente. Ya que en dos años, o sea, en 1916, Jorge Koochoi empezó a figurar en la nómina del primer eleven del Gálvez. Con grandes condiciones para el puesto: rápida la carrera, diestro en el dribling, seguro y preciso en los centros, tuvo una cualidad que ningún puntero exhibió por aquellas épocas: abandonar en el instante en que las circunstancias, lo exigieran el extremo y cortarse hacia el arco contrario para tratar de cristalizar la jugada en el gol.
Esto hizo que los dirigentes se decidieran a darle de alta definitivamente en la "primera". Y que él, que todavía estudiaba en el colegio, olvidara los libros y se dedicara con exclusividad a darle qué hacer a las defensas.
Sin embargo, estaba escrito que su club no debía ser el Gálvez. Ya en la misma barriada otro de indudable jerarquía empezaba a sonar. Y a meterse sin opositor de fuste, hondamente, en el corazón de la hincha. Era el Alianza Lima. Guillermo Rivero que por ese entonces comandaba el quinteto de ataque aliancista le habló. Las deliberaciones no fueron largas. Vientos huracanados y disgregadores habían cogida en su torbellino al Gálvez y este club empezaba a tropezar. Sarmiento, sin pensarlo mucho, cambió de camiseta. Y vistiendo la de anchas rayas del Alianza, comenzó su nueva era.
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Fuente: Equipo. |
Con gran rapidez se adaptó a la nueva entidad. A ello contribuyó su facilidad para shotear la pelota con los dos pies. En defecto, adoleciendo el once aliancista de un wing izquierdo de calidad, se comprometió a Koochoi para que ocupara esa punta, mientras por la derecha, la figura exótica y colorista de José María Lavalle, completaba una de las delanteras de más envergadura que haya tenido el fútbol peruano.
Ese año —1918— y el siguiente —1919— fueron de gran satisfacción para los componentes del club "negro". Su equipo fué plasmando una tras otra sucesivas victorias, llegándolas a coronar en el último año con ese triunfo formidable en el torneo de la Llave de Oro que se adjudicó al cabo de vencer en matches memorables a los cuadros del Jorge Chávez y del Ciclista Lima Association.
Desde 1919 hasta 1924 libra Sarmiento —acompañando al Alianza— una campaña de mérito. Claro que con altos y bajos inevitables, pero dándose íntegro en cada partido. Y es en estos años, no exento de duras pruebas y expuesto a la crítica, que va afincándose en él aquel amor por la casaquilla aliancista que jamás la abandonó.
Hay en esta etapa de su vida un punto de discusión. Y es aquél en el que debió alistarse en la escuadra “tallarinera". Koochoi —según lo asegura— no perteneció a los registros del Association sino en calidad de refuerzo, y para sacar adelante una jira que se planeó y se realizó teniendo como meta la ciudad de Arequipa. A su regreso, supo que su actitud había sido mal interpretada y llevado de un resentimiento pasajero resistióse a jugar por el club victoriano. Más, esta desaveniencia duró poco. Y meses después volvía al cuadro que lo había atrapado, y en el que terminó su carrera deportiva.
Año crucial para don Jorge y para nuestro fútbol fué el del 24. En él por vez primera hizo su aparición en los "fields", peruanos una escuadra uruguaya. El juego vistoso de los platenses, su picardía, aquella habilidad tan suya del pase corto y de la combinación endiablada, sorprendió a los nuestros dando lugar a una serie de derrotas que no fueron otra cosa que la obligada contribución para el logro de nueva experiencia. Los frutos se cosecharon cuando el Belgrano de Montevideo visitó Lima. En aquella ocasión un combinado de recordación gloriosa y formado a última hora —el Alianza-Progreso— sin llevar la menor chance al encuentro y ante el cuadro desolador de las tribunas vacías, poniendo en la brega una dosis de alta moral y de entusiasmo inigualado, triunfó, brindando al Perú su primera victoria futbolística en el campo internacional.
El contentamiento de los players que formaron el once combinado se cristalizó en seguida en el brote de una unión que iba a marcar época. A partir de ese momento una especie de hermandad —nacida de la misma ansia, de la misma angustia, de la misma victoria— se enseñoreó del cuadro "negro". Y el apelativo de "Los Intimos" hizo su aparición en el diccionario del deporte peruano. A afianzarlo contribuyó con todo fervor Jorge Koochoi Sarmiento.
Acompañando a "Los Intimos" hizo aquella hazañosa jira a Centro América. De los 23 partidos jugados sólo se perdieron 2 y se empataron 2. Con 19 victorias rubricaron la sensacional torneo. Más tarde, siendo entrenador de su equipo querido, tuvo la satisfacción de ir a Chile y realizar varios partidos, regresando invicto a la Patria. Fué en ese viaje que la delantera entrenada por él recibió el nombre del Rodillo.
100 medallas de plata y 4 de oro atestiguan la gran campaña del "Chino". Y en su labor puede apuntarse que no quedó en jugador ni entrenador si no que llegó a ser Delegado de su Club en la Liga, Presidente de la Institución, Vice-presidente de la Liga cuando Chumbiray y que cerca de ocho años capitán del equipo en la cancha. He aquí, en apretada síntesis, los hechos saltantes que vivió en el deporte Jorge Koochoi Sarmiento "El Chino", puntero izquierdo de calidad y de Alianza Lima.
*Moren, Augusto (23 de julio de 1948). Semblanzas del Pasado. Jorge Koochoi Sarmiento. Equipo, p. 33.
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