Alejandro Villanueva. Fue un maestro sin igual

Alejandro Villanueva, tal cual era en el campo de fútbol. Hasta para su vestimenta futbolística —por motivo de enfermedad— era distinto Alejandro al resto. Don Pedro Espinel ha dicho de él: “fue un maestro sin igual…”

El vals de Don Pedro Espinel dice varias verdades.

"Fue un maestro sin igual...".
"Que nos hizo delirar
"Que siempre vivirás en el recuerdo... Alejandro Villanueva, que dio lauros al Perú...".

Todas refiriéndose a Alejandro Villanueva, el gran "Manguera", el "maestro sin igual".

Alejandro Villanueva es un símbolo en la historia del Alianza Lima. Cuando se junten todas las épocas aliancistas. Cuando en su solo lado se ponga a Cubillas, Gómez Sánchez, Quispe, Delgado, Castillo o González, saldrá el as y ese as en Alianza es Alejandro Villanueva.

Por ello al entrar por la puerta principal del coloso de Matute se aprecia un dibujo a color, enorme, inmenso, al que aún no se le da la publicidad debida y está en él Alejandro Villanueva en una de sus clásicas jugadas vistiendo la casaquilla "blanquiazul".


Por ello cuando habla José Lázaro Tello, el "animador de las multitudes", en una Charla de Café en los Domingos de OVACION, dice claramente que el Estadio del Alianza Lima debe llamarse Alejandro Villanueva.

"Si los "blanquitos" de la "U" tienen su Estadio y se llama "Lolo Fernández" —saca su conclusión Lázaro Tello— ¿Por qué el Estadio de la "zambocracia", el del Alianza Lima, no se va a llamar Estadio Alejandro Villanueva?".

Alejandro fue de La Victoria. Alto, vivía en la calle Andahuaylas. El primer caudillo del fútbol peruano. Después vinieron otros. Gente que llenó páginas, que originó polémicas. Barbadillo en el Boys, Challe en la "U", Mifflin en Cristal, Delgado en el propio Alianza, pero ninguno como Alejandro.

Cuando Villanueva decía algo, lo respetaban, lo seguían. Si Alejandro quería que fuera goleado tal equipo, ya durante la semana empezaba a hacer bromas con sus compañeros. Si Alejandro quería ir a una jarana, pues todos lo seguían. Al menos, los que se sentían identificados con él. 

Futbolísticamente hablando, Alejandro Villanueva fue extraordinario. Un señor de las canchas. Se adelantó a su época. Jugó no sólo de centro delantero con Magallanes o con Neyra y Montellanos a los costados, sinó que se corrió a la izquierda para dar cabida a "Lolo" Fernández, sea en la selección peruana para formar un trío inolvidable en Berlín en el 36 con "Campolo", "Lolo" y Villanueva. O en el "Rodillo Negro" que llevó como refuerzo a "Lolo" Ferrnández, quien dicho sea de paso es admirador incondicional de Alejandro Villanueva por la maestría con que le servía la pelota para que Lolo emplease sus famosos "cañonazos".

Alejandro era lento. Son muchos los grandes jugadores que han sido lentos. Pero la pelota iba ubicada donde el cerebro de "Manguera" pensaba. Donde Alejandro quería. Además, tenía la particularidad de atraer rivales para estirar luego la pelota al compañero mejor ubicado. Cambiando juego a don José María Lavalle por la derecha o entregándola en "callejón" al gran José Morales con quien Alejandro formó un ala excepcional.

Alejandro Villanueva "fue un maestro sin igual", como lo dice el vals que lleva su nombre y que se siente más criollo, más popular cada vez que se escucha sea por "Fiesta Criolla" o por el dúo de maestros que formaron Filomeno Ormeño y Lucho de la Cuba.

En las grandes tertulias futbolísticas siempre se termina hablando de Alejandro Villanueva. Comparándolo con cracks de ésta época como Teófilo Cubillas. Imaginándose lo que hubiera podido jugar al lado de un Carlos Gómez Sánchez o teniendo a Felix Castillo y a Oscar Gómez Sánchez en los extremos de la delantera.

Además, se piensa inmediatamente que haría Villanueva con lo lento que era ante gente que ahora marca, hostiga, porque aunque antes los rivales también salían a marcar al maestro, en cambio no había el 4-2-4, el 4-3-3 o el "líbero".

Para los aliancistas de antes, Villanueva tenía en sus pies una mota que borraría todos los esquemas que le pudieran presentar los entrenadores pizarras de hoy. Para los aliancistas de corazón, los grandes son los que se anticipan a la época, los que inventan jugadas, los que crean estilos. Y Villanueva fue de esos.

Aquí se vio a Alejandro hacer goles de "caracol". Ver venir la pelota desde la izquierda centrada por "Cochoy" Sarmiento, sentarse prácticamente en el aire y jalar sus largas piernas para hacer un gol de "caracol" o lo que se llamó también "chalaca".

Alejandro Villanueva fue además un hombre técnico, hábil. No corría mucho por la cancha, no la trajinaba como lo hizo un Di Stefano, pero era todo imaginación, creación. Lo que con el tiempo fue Pelé en el Santos.

Quienes vieron jugar a Alejandro Villanueva guardan el mejor de los recuerdos del Maestro. Del gran "Manguera", el hombre que falleció en la más absoluta de las pobrezas en el Hospital 2 de Mayo, el hombre que bajó con Alianza al Potao y que como caudillo que era, hizo el juramento en una jarana de la calle Andahuaylas donde una comadre, de hacer volver a primera al Alianza de sus amores. Y volvió. Solo que quien volvió fue Alianza, porque Villanueva no apareció más en los campos. Moría en una de las salas del Hospital 2 de Mayo,

Y justo el día de su fallecimiento, la misma noche de su velorio, el "Rey de las Polkas", Don Pedro Espinel, que era hincha de lo criollo y decir criollo era referirse a Alejandro Villanueva, se fue caminando desde el Hospital 2 de Mayo hasta su casa del Rimac, al lado del Parral, para escribir la letra de su inmortal vals y decir: "Fue un maestro sin igual…”

*Rospigliosi, Alfonso (10 de febrero de 1976). Alejandro Villanueva fue un maestro sin igual. OVACIÓN, pp. 22-23.

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